viernes, abril 28, 2017

El golpe sobre la mesa...

Me temo que lo único que hemos hecho es despertar a un gigante dormido y llenarlo con una terrible decisión.
Isoroku Yamamoto (1884 – 1943) 
Almirante de la armada japonesa

Pues en esas estamos, el gigante ha despertado y para hacerlo saber ha decidido dar un soberano golpe en la mesa y no para pedir la comida precisamente.

Fue hace unos cuantos años, quizás una década, cuando desde estas páginas (o eran otras) publicamos una reflexión que tiene mucho que ver con lo que está ocurriendo con MAERSK.

En dicha publicación a raíz de la privatización de la estiba mostrábamos nuestro asombro cuando desde la cúpula del sindicato mayoritario, se nos comunicaba que de ahora en adelante nuestros “aliados” iban a ser las empresas, mayoritariamente, las estibadoras. Lo del asombro venía dado pues entendíamos que dichos “compañeros” de travesía no eran más que un grupo de zombis, vestigios del pasado, o sea muertos en vida, (dicho con el mayor de los respetos) que iban a ser “enterrados” por esa fuerza en alza que eran, y son, el grupo de las navieras.

En dicho escrito hacíamos ver que las navieras hartas de ser actores secundarios, salvo contados ejemplos que confirmarían esto que decimos, en el teatro de la estiba habrían decidido pasar a la acción e ir moldeando dicho teatro de operaciones preparándolo para lo que sería un futuro asalto final, asalto que daría el máximo poder y control a dichas multinacionales de manera directa y no interpuesta, como hay casos en la actualidad, y ya no solo de la estiba, sino que quizás sean los entes portuarios objetivos “secundarios” también de esta ofensiva. Sí, porque el que piense que la estiba es la meta final para estos gigantes económicos, que pueden llegar a controlar la economía de un país como España por medio de sus importaciones y exportaciones, no pueden estar más equivocados, modesta opinión.

Las navieras nunca han llegado a entender porqué tenían que ceder parte de los beneficios que genera el negocio portuario a empresas interpuestas como son las estibadoras cuando lo más fácil sería tomar el control y realizar el trabajo abaratando, para ello,  al máximo los costes y dedicarse a “recoger MÁS dinero en el saco”. Pero claro en esta historia están los estibadores, ese grupo de “galos” parientes directos de Asterix y Obelix, que parapetados en su aldea, los puertos, se habrían propuesto combatir por mantener sus derechos (o hasta hace bien poco era así) de los embates del “imperio romano” personado en el gobierno del estado embates que se venían realizando desde los años 80, y que generan una trifulca que haría poco atractivo este sector para convertirlo en “propio”.

Pero ahora las cosas empiezan tomar forma, o eso parece, y los movimientos de los últimos años así lo corroboran. Los grandes beneficiados de la liberalización de la estiba son y serán las navieras y posiblemente estás, han estado realizando movimientos entre bambalinas con la intención de prepararse el terreno para un desembarco masivo y como decíamos más arriba, asumir el control de la carga y descarga en los puertos del estado. Los estibadores, para este fin último, son un problema a exterminar y es que tener a un colectivo que puede paralizar las operaciones en los muelles, son un grupo que puede, en determinado momento, asumir la defensa de los derechos, no solo suyos, si no que de toda la ciudadanía, ahí es nada. Por todo ello lo conveniente es disolverlos y controlarlos y la mejor manera para lograrlo estaría en la contratación directa y en los incentivos económicos que estarán SOLO al alcance de un reducida élite, el resto se alcanzará con la creación de un acuerdo marco “Ad hoc”, donde los temas más importantes y de calado serán remitidos a cada puerto (con lo que la unidad “interportuaria” quedará aplacada) y además, las “ventajas” de ser estibador en materia disciplinaria o de despidos serán convenientemente diluidos. Con todo ello, el control sobre los “galos” sería prácticamente completo. Eso sería la teoría, solo esperemos que no se lleve a la práctica.

 El futuro de los puertos, en estos instantes y si nadie lo remedia, pasa por el tamiz de las navieras. Los estibadores en primer lugar, las entidades portuarias e incluso el transporte de mercancías, mucho nos tememos, serán pasto del afán expansivo de estos monstruos megalómanos del sector del transporte.

No creemos que pase mucho tiempo para que veamos (sin saber si ya es práctica habitual en algún puerto) como las navieras, adueñándose de la titularidad del contenedor hasta el momento mismo de la entrega al cliente (el puerta a puerta), saquen a subasta el transporte de los mismos y que estos queden al “mejor” portor, o sea, aquel que sea capaz de llegar a los límites de viabilidad económica lo cual sería un autentico desastre para un sector, el de los camiones, que ya sufre las vicisitudes de la “ley de la selva”.

MAERSK ha bramado y exige el fin de las hostilidades, la aceptación del acuerdo entre patronal y sindicatos y además lo hace en solitario, quizás lo haga sabedor que en un futuro cercano puede revertir, sin muchas complicaciones, todo lo “perdido” en el momento actual, ¿será esta la tónica?

… Mientras tanto los estibadores esperábamos acontecimientos con la “miseria” al acecho.

Cuando las ideas no te dejan ver la realidad, no son ideas, son mentiras.

Crematorio - Rafael Chirbes

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