Me temo que lo único que hemos hecho es despertar a un
gigante dormido y llenarlo con una terrible decisión.
Isoroku Yamamoto (1884 – 1943)
Almirante de la armada japonesa
Pues en esas estamos, el gigante ha despertado y para
hacerlo saber ha decidido dar un soberano golpe en la mesa y no para pedir la
comida precisamente.
Fue hace unos cuantos años, quizás una década, cuando desde
estas páginas (o eran otras) publicamos una reflexión que tiene mucho que ver
con lo que está ocurriendo con MAERSK.
En dicha publicación a raíz de la privatización de la estiba
mostrábamos nuestro asombro cuando desde la cúpula del sindicato mayoritario,
se nos comunicaba que de ahora en adelante nuestros “aliados” iban a ser las
empresas, mayoritariamente, las estibadoras. Lo del asombro venía dado pues
entendíamos que dichos “compañeros” de travesía no eran más que un grupo de
zombis, vestigios del pasado, o sea muertos en vida, (dicho con el mayor de los
respetos) que iban a ser “enterrados” por esa fuerza en alza que eran, y son,
el grupo de las navieras.
En dicho escrito hacíamos ver que las navieras hartas de ser
actores secundarios, salvo contados ejemplos que confirmarían esto que decimos,
en el teatro de la estiba habrían decidido pasar a la acción e ir moldeando
dicho teatro de operaciones preparándolo para lo que sería un futuro asalto
final, asalto que daría el máximo poder y control a dichas multinacionales de
manera directa y no interpuesta, como hay casos en la actualidad, y ya no solo
de la estiba, sino que quizás sean los entes portuarios objetivos “secundarios”
también de esta ofensiva. Sí, porque el que piense que la estiba es la meta
final para estos gigantes económicos, que pueden llegar a controlar la economía
de un país como España por medio de sus importaciones y exportaciones, no
pueden estar más equivocados, modesta opinión.
Las navieras nunca han llegado a entender porqué tenían que
ceder parte de los beneficios que genera el negocio portuario a empresas
interpuestas como son las estibadoras cuando lo más fácil sería tomar el
control y realizar el trabajo abaratando, para ello, al máximo los costes y dedicarse a “recoger MÁS
dinero en el saco”. Pero claro en esta historia están los estibadores, ese
grupo de “galos” parientes directos de Asterix y Obelix, que parapetados en su
aldea, los puertos, se habrían propuesto combatir por mantener sus derechos (o
hasta hace bien poco era así) de los embates del “imperio romano” personado en
el gobierno del estado embates que se venían realizando desde los años 80, y
que generan una trifulca que haría poco atractivo este sector para convertirlo
en “propio”.
Pero ahora las cosas empiezan tomar forma, o eso parece, y
los movimientos de los últimos años así lo corroboran. Los grandes beneficiados
de la liberalización de la estiba son y serán las navieras y posiblemente estás,
han estado realizando movimientos entre bambalinas con la intención de prepararse
el terreno para un desembarco masivo y como decíamos más arriba, asumir el
control de la carga y descarga en los puertos del estado. Los estibadores, para
este fin último, son un problema a exterminar y es que tener a un colectivo que
puede paralizar las operaciones en los muelles, son un grupo que puede, en
determinado momento, asumir la defensa de los derechos, no solo suyos, si no
que de toda la ciudadanía, ahí es nada. Por todo ello lo conveniente es
disolverlos y controlarlos y la mejor manera para lograrlo estaría en la
contratación directa y en los incentivos económicos que estarán SOLO al alcance
de un reducida élite, el resto se alcanzará con la creación de un acuerdo marco
“Ad hoc”, donde los temas más importantes y de calado serán remitidos a cada
puerto (con lo que la unidad “interportuaria” quedará aplacada) y además, las “ventajas”
de ser estibador en materia disciplinaria o de despidos serán convenientemente
diluidos. Con todo ello, el control sobre los “galos” sería prácticamente completo.
Eso sería la teoría, solo esperemos que no se lleve a la práctica.
El futuro de los
puertos, en estos instantes y si nadie lo remedia, pasa por el tamiz de las
navieras. Los estibadores en primer lugar, las entidades portuarias e incluso
el transporte de mercancías, mucho nos tememos, serán pasto del afán expansivo
de estos monstruos megalómanos del sector del transporte.
No creemos que pase mucho tiempo para que veamos (sin saber
si ya es práctica habitual en algún puerto) como las navieras, adueñándose de
la titularidad del contenedor hasta el momento mismo de la entrega al cliente
(el puerta a puerta), saquen a subasta el transporte de los mismos y que estos
queden al “mejor” portor, o sea, aquel que sea capaz de llegar a los límites de
viabilidad económica lo cual sería un autentico desastre para un sector, el de
los camiones, que ya sufre las vicisitudes de la “ley de la selva”.
MAERSK ha bramado y exige el fin de las hostilidades, la
aceptación del acuerdo entre patronal y sindicatos y además lo hace en
solitario, quizás lo haga sabedor que en un futuro cercano puede revertir, sin
muchas complicaciones, todo lo “perdido” en el momento actual, ¿será esta la
tónica?
… Mientras tanto los estibadores esperábamos acontecimientos
con la “miseria” al acecho.
Cuando las ideas no te
dejan ver la realidad, no son ideas, son mentiras.
Crematorio - Rafael Chirbes
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