El Gobierno administrará el viernes el Real Decreto, casi pidiendo perdón y Coordinadora cautiva y desarmada ha abandonado sus últimas posiciones.
A saber:
Ya no exige el registro de estibadores.
Ahora pide cursos de formación cuando antes bastaba con 100 jornadas de aquella manera y el placet de sus comités.
Se conforma con la subrogación.
Ha renunciado a que el Acuerdo Marco sea más soberano que la reina de Inglaterra sobre todos los convenios inferiores, ha concedido los convenios de empresa.
Ha aceptado el principio de trabajo efectivo.
Asume que la masa salarial tiene que bajar un 30%, lo habría firmado ya con Anesco y solo le falta aceptar que la organización del trabajo compete a las empresas, cosa que está implícita en el RD, en su aceptación de el Anexo de Anesco.
La estrategia, que se adelantó por este medio el martes por la mañana, quedó clara por la noche, cuando el Gobierno apeló a la idea de que el Real Decreto no es tan importante, no es el fin del mundo, cuando después hay mucho tiempo para negociar dentro del marco del convenio colectivo.
El problema es que no se ofrece qué es lo que se puede negociar, no se señala qué cosas se pretenden con esa negociación, y por otro lado, se mantiene el Real Decreto Ley tal cual.
La estrategia del Gobierno es clara, es utilizar el Real Decreto en su descargo, y como si se descargase del peso, tanto de la multa, como de una reforma largamente obligada y de una serie de compromisos con las empresas que invirtieron en los puertos y también con las que pueden venir a invertir.
Le apremia al Gobierno no Bruselas, que podía haberle pedido que no le multase, sino que hay empresarios que han invertido mucho en los puertos, algunos de los que se desean quedar a largo plazo, otros que desean ver florecer su inversión y poder salir de ella con plusvalías, y también un segmento importante de nuevos empresarios como los chinos de Cosco que desean entrar en los puertos españoles, tanto en Algeciras, como en Las Palmas, como en Valencia, pero con ciertas garantías.
Garantías exigibles ahora que la reforma de la estiba se tiene que hacer desde diciembre de 2014 y además visto lo que les ha pasado a otros inversores que han visto estancada su inversión durante largo tiempo.
Ahora, con las incertidumbres sobre el comercio mundial, que se halla ralentizado desde hace años, y que ya no crece a ese ritmo por encima del PIB mundial, del 6% o el 7%, hace a los inversores sean mucho más prudentes con respecto a las inversiones en los puertos. Y eso a pesar de que se les ha puesto el caramelo de concesiones a largo plazo y los puertos están terminados, pero por ejemplo, en el caso de Valencia el inversor de la ampliación va a tenerse que hacer los muelles completamente, una cosa novedosa.
Así las cosas, el Gobierno quiere quitarse de encima el Real Decreto, más que la reforma de la estiba a la que le busca una salida para no tener que enfrentarse con los estibadores.
La estrategia del Gobierno podrá ser criticable, porque la reforma de la estiba, y sobre todo la forma de hacerla, tenga algunos aspectos de poca legitimidad para un Gobierno soberano, pero no cabe duda de que está dando resultado en lo que se refiere al ánimo de los estibadores. Aunque nunca se puede aventurar lo que puede pasar en los muelles cuando se enconen las cosas, la postura de Coordinadora no ha hecho otra cosa que retroceder desde sus posiciones maximalistas.
En esencia, Coordinadora, a pesar de sus declaraciones y vídeos, ha retrocedido de muchas posiciones. Ha permitido que se abra el debate sobre tiempo de trabajo efectivo, sobre los métodos de trabajo y la organización del mismo que debe de quedar en manos de las empresas… En resumidas cuentas, solo le queda defender los salarios. Esa es la clave cuanto y para cuantos.
Así las cosas, el Gobierno que lo sabe y Anesco que también, se dan cuenta que el adversario ya ha cedido casi todo el terreno que puede ceder, y ahora se trata de llegar a un pacto que no reduzca en demasía los sueldos para lograr que no estallen los puertos.
Incluso en eso, Coordinadora estaría dispuesta a rebajar la masa salarial en un 30%, siempre y cuando no hubiese dolorosas reducciones de empleo, salvo en aquellos puertos que se enfrentan a expedientes de regulación por la mala situación de algunas de sus terminales como en Las Palmas.
En esta tesitura, el Gobierno, que con el mantra de que Bruselas le persigue, en el fondo es que le persigue no solo Bruselas, sino también los chinos, los americanos, los daneses… ha logrado llevar pacíficamente a Coordinadora a un nivel tratable en la negociación.
Ahora le queda lo más difícil, que es que llegado a que Coordinadora está en una situación tratable, quiere publicar el Real Decreto sin provocar su ira, y ahí está la dificultad para la cual ha enviado al suavón dandy Marcos Peña de mediador.
Los sindicatos se han quejado de que le enviase a semejante componedor, y esperaban que llegase el director general de Empleo, y ahí el Gobierno acierta, porque este habría sido más bronco, más difícil en la negociación, más clarito. Sin embargo, Marcos Peña, hace mucho mejor ese papel de la zanahoria, mientras que el Ministerio y Anesco exhiben el palo.
Al final se va a discutir de sueldo y número de empleados que es lo que quería el gobierno. Eso no quiere decir que logre una victoria completa pero eso era mucho pedir.
Si se queda la cosa como con los controladores, ganando bastante los estibadores y dejando las manos libres en los puertos será un éxito, de la política de los hombres tranquilos de la Moncloa, Mariano, Tomás, José Benito y Julio.
La doctrina de Decreto el viernes, quiniela, copa, puro y fútbol, el sábado y domingo y el Marca el lunes. Eso que los une a los estibadores y la vida seguirá mas o menos igual. Pero con Decreto.
Y si Albert y Susana quieren fastidiar el invento no convalidándolo que lo hagan, suyo será el problema.
Fuente: http://www.puertosynavieras.es/noticias.php/An%C3%A1lisis--Decreto-por-compasi%C3%B3n.--Desarmada,-Coordinadora-abandona./79433
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