Dado que este blog presta un servicio público, hemos pensado
ilustrar a la parroquia con una explicación pormenorizada de los aspectos más
relevantes de algunos miembros de la fauna que puebla el mundo laboral en
general y, por qué no, la estiba en particular.
En esta ocasión vamos a hablar de un espécimen que denominaremos
el “Españolisto” cuyo exponente en Canarias sería el “Canarylisto”.
Este ser vivo podríamos encuadrarlo dentro de la familia los
hirudíneos (sanguijuelas) y suele “adosarse” a algún colectivo obrero, la
estiba lo es, parasitándolo en su beneficio hasta que encuentra un “huésped”
mejor cual podría ser el caso de lo público (una concejalía o una alcaldía, por
ejemplo) siempre, como decimos, para beneficio propio y de sus más allegados,
incluir ahijados.
¿Cómo actúa nuestro parásito? Explicarlo no es sencillo pues
nuestro bicho en cuestión camufla su actividad como beneficiaria para el
colectivo siendo bastante complicado descubrir la realidad de su proceder. Para
ello mejor será que lo hagamos a través de un ejemplo que servirá para ilustrar
de forma clara y concisa las artimañas de nuestro “personaje” en cuestión.
Imaginemos que, por un lado, tenemos a unas empresas, una la
mediadora SSTF y otras las solicitantes o las badoras y por otro tenemos a unos
trabajadores. Ahora los ponemos a todos ellos enfrascados en plena negociación
de un convenio colectivo.
De representante y asesor del colectivo de los trabajadores
tenemos al españolisto, que como estamos en Canarias lo pasamos a llamar: el
canarylisto, licencia que nos permitimos. En determinado momento del proceso
negociador y cuando este está terminando el canarylisto (al que llamaremos José, Antonio o José Arnaldo. por ejemplo) se sacaría de la manga
un interesante documento que, presentaría como de bien común para el colectivo
en cuestión pero que realmente no busca más que beneficiarse en lo económico a
costa de los trabajadores a los que representa.
El imaginario documento en cuestión podría ser algo así:
En él, como podemos ver en el apartado segundo, se teje la
maraña que busca ocultar la verdadera naturaleza de la propuesta. En él,
nuestro parásito consigue asegurarse una sustanciosa cantidad de dinero anual (unos
60.000 euros o más) con el pretexto de ser ingresado para una fundación del
colectivo, cuando no, para reparar y dotar los vestuarios de los obreros en
cuestión. Ni que decir tiene que toda “la pasta” iría a parar a los bolsillos
del parásito, por ejemplo a una fundación de su creación y que lo de los
vestuarios ni se verá ni se le esperará.
Lo mejor de todo es que el cobro se
haría de forma anual (cuando el convenio se negocia cada 4 ó 5 años, es listo qué
duda cabe) y que los vestuarios no se verán beneficiados jamás de las
cantidades saqueadas, o sea el típico: “to pa mi”.
Ahora es cuando surgiría el primer problema y este no es
otro que: cómo cobrar las cantidades pactadas sin que parezca un soborno. Es
aquí cuando nuestro José A. hace gala de su condición y rebuscando en su
chistera de truquillos para chanchullos resuelve este primer contratiempo como
si del gran Copperfield se tratara.
La respuesta no puede ser más ingeniosa;
¿tiene un fondo social el grupo obrero?, ¿sí?, pues vamos a ello, hagan que me
contrate dicho fondo con el cargo de… no se… ¿Quizás asesor laboral?, eso que
suena bien, sea pues asesor laboral. Me ponen un sueldo que no levante
sospechas, aunque 2.220 euros para un “asesor laboral” que trabaja para un
fondo social quizás parecería una burrada, pero el canarylisto sabe hipnotizar a
sus presas y estas verán con buenos ojos cualquier cantidad que se le pague por
hacer… nada.
La imaginaria nomina sería una cosa así:
Ahora ya solo hay que hacer que los empresarios ingresen en el
fondo de los currantes las cantidades pactadas y nuestro José A. lo saca
como sueldito del fondo así sin que se levante la más mínima sospecha.
Pero oiga, que la cantidad a cobrar son más de 60.000 euros
que no nos cuadra; ¿qué hacemos? Tranquilidad que nuestro parásito tiene
soluciones para todo dentro de su chistera de chanchullos. Las cantidades
restantes las podría cobrar con un talón al portador bajo la denominación
complementos del salario o algo por estilo. El imaginario documento sería algo así:
Simplemente sublime. Nuestro canarylisto ha obrado el
milagro, ya está chupando a mansalva habiendo pasado a ser un esbirro más al
servicio de quien le paga que no sería el colectivo precisamente parasitandolo
y dejándolo a merced de sus patrones, lo dicho simplemente subime.
Ahora solo faltaría que algún/nos tocapelotas vinieran a
desmontarle el chiringuito…
Continuará...
Nota: Este relato no deja de ser una suerte de ensayo literario. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia... no se si me explico.
Nota: Este relato no deja de ser una suerte de ensayo literario. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia... no se si me explico.
Buenas tardes. Cómo podría ponerme en contacto con el administrador o administradores de este blog.
ResponderEliminarGracias.
Saludos.
EliminarNo tienes mas que enviarnos un correo a: infoestibatenerife@gmail.com
Salud.
Me tenéis enganchado al blog esperando la próxima entrega. Esto es mejor que "The Wire". Enorme vuestra labor de denuncia.
ResponderEliminarSaludos.
EliminarMuchas Gracias.
Que me den a mi los 1800 euros esos que me jubilo ayer
ResponderEliminarseñores estibadores átense los machos , Asamblea de Gijón Coordinadora , impresión generalizada , el famoso real decreto de llorca es lo menos malo y una posible salida . En los próximos días o semanas veréis como el real decreto de Puertos del Estado no era tan malo . Vamos muy muy jodidos y con los parásitos trabajando para las empresas .... Adios futuro
ResponderEliminarTranquilo el cochino negro y el tortolin lo arreglan(para ellos claro)
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