Munin es, según la mitología nórdica, uno de los dos cuervos que, al alba, eran enviados por el dios Odín para recoger información por todo el mundo y regresar al atardecer. Pero Munin también es otra cosa. Para la Unión Europea, se trata de una oportunidad para salvar el sector marítimo y, de paso, mover ficha en el sector de los medios de transporte automatizados.
Si existen prototipos de coches que no necesitan conductor y si grandes empresas luchan por desarrollar aeronaves no tripuladas con fines comerciales, ¿por qué no pueden existir barcos que no dependan de toda una tripulación? Eso debieron preguntarse en la Unión Europea antes de dar luz verde a MUNIN, un proyecto que arrancó en 2012 y que tiene como objetivo desarrollar un sistema que permita automatizar los navíos que surcan los mares a diario.
El precio que la Unión Europea le puso en su momento a MUNIN (Navegación Marítima No tripulada a través de Redes de Inteligencia o ‘Maritime Unmanned Navigation through Intelligence in Networks’ en inglés) es de, exactamente, 2,9 millones de euros.
No obstante, el proyecto, que arrancó en septiembre de 2012 y tiene una duración de tres años, cuesta en total 3,9 millones. La diferencia entre la inversión europea y el coste total del estudio la pone un consorcio de empresas e instituciones continentales.
¿Merece la pena?
Con esa inversión, la Unión Europea pretende situarse, junto a las empresas colaboradoras, a la cabeza del por ahora inexistente sector de las naves marítimas no tripuladas. Además, el proyecto sirve para paliar algunos problemas que preocupan a la comunidad europea, como los accidentes marítimos y la escasez de marinos.
Por una parte, el 75% de los accidentes marítimos se deben a errores humanos alimentados por las largas horas de trabajo en el mar. Por otro lado, tal y como se puede leer en la web del proyecto, “el transporte marítimo europeo se enfrenta a una falta de personal embarcado”. Una de las razones que explican esta escasez de empleados es la elevada cantidad de tiempo que la tripulación de un barco debe pasar lejos de su familia y amigos.
Por si fuera poco, el proyecto permitirá que la Unión Europea afronte otros retos como el aumento del volumen de mercancías o las cada vez más exigentes necesidades ambientales (como navegar a una velocidad más reducida por motivos ecológicos).
Sin embargo, el navío no tripulado perfecto choca con la ley de transporte marítimo internacional, que prohíbe la navegación de barcos no tripulados. Por lo tanto, cada barco debería llevar a día de hoy una mínima tripulación que, según el proyecto, se encargaría de tareas “exigentes pero interesantes”, ya que las más rutinarias podrían ser automatizadas.
El sistema funcionaría igual que lo hacen los famosos ‘drones’: desde una oficina normal y corriente se controlaría el barco, gracias a sensores y cámaras de todo tipo instalados en el navío y a las vistas en 360° que se obtendrían desde el puente de mando. Además, se espera que los nuevos capitanes de estos navíos puedan dirigir varias naves a la vez, lo que permitiría abaratar los costes.
Tras casi dos años de trabajo, MUNIN ya ha dado frutos, y es que el sistema que está siendo desarrollado ya ha sido probado en al menos una ocasión. El barco ‘Automat Seaweys’, que transportaba toneladas de pasta de papel desde Suecia hasta Sudáfrica, fue abandonado por la mayor parte de su tripulación para que fuera manejado hasta su destino desde Vigo.
Iniciativa privada
MUNIN no es el único proyecto relacionado con los navíos no tripulados. La contratista militar Rolls-Royce (que se separó en 1974 de la firma automovilística) lleva un año trabajando en un prototipo de buque no tripulado en el que, según las recreaciones, no habría un puente de mando desde el que dirigir la nave. Todo se haría a distancia.
Todo ello, claro está, teniendo en cuenta que, a día de hoy, no es legalmente posible hacer navegar un barco sin tripulación. Sin embargo, en Rolls-Royce no pierden la esperanza: “Ahora es el momento de plantear una hoja de ruta para crear barcos no tripulados de varios tipos”, señala Oskar Levander, vicepresidente de innovación, ingeniería y tecnología de la compañía británica.
Al igual que MUNIN, desde Rolls-Royce señalan que los barcos no tripulados podrían ser más baratos, más seguros y menos contaminantes. Por ahora, habrá que esperar a que sean una realidad, si las leyes lo permiten.
Fuente: http://www.experiensense.com/drones-del-mar/
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