sábado, marzo 04, 2017

Rabia, rabia, contra la agonía de la luz. -Dylan Thomas 1914 - 1953-

Que no nos engañen, el cambio en el modelo de la estiba no obedece a proceso de modernización de un sistema obsoleto o poco productivo, que no nos engañen repetimos, el cambio del modelo de la estiba española, tiene más que ver con los principios de un modelo socio-económico, como lo es el capitalismo liberal, que se nos presenta en su forma más ultra ortodoxa, forma que firmaría el mismísimo Adan Smith en su obra: “La riqueza de las naciones” y que nos viene impuesto desde la UE con el patrocinio del partido en el poder en España y que no es otro que el PP máximos representantes ambos de el capitalismo más salvaje, la primera por tenerlo expresado en sus postulados de creación y el segundo por llevarlo impreso en su ADN político.

En estos días hemos oído a multitud de representantes políticos hablar, no sin sopresa, de nuestra profesión como un modelo productivo que genera riqueza y empleo. Oír, por ejemplo, al máximo representante de la opción naranja –Ciudadanos- Albert Rivera, deshacerse en elogios hacia nuestra profesión, haciendo hincapié en que la nuestra no es una situación como lo fuera la de los compañeros y compañeras de la minería cuando fueron “exterminados” por orden de la economía de libre mercado y por el bien de la globalización, por caros en improductivos, como decimos, es cuando menos extraño máxime cuando el bueno de Albert termina su tanda de elogios hablando de que es imperativo modernizar la estiba… para entendernos, somos productivos y hacemos a las empresas competitivas en el sector del transporte marítimo, esto siempre según “maese” Albert, pero a la vez tenemos que ser modernizados… (¿?) , pues como no sea que nos dejemos una poblada barba hipster y nos vistamos como payeses del siglo XVIII, no se a que se refiere el presi de la formación naranja, cuando habla de modernizar la estiba. Modernizar qué y para quién, maese Albert, liberal donde los haya.

De las declaraciones de la mayoría de la clase política o de la prensa que no sea la especializada, que hemos oído en estos días lo que nos queda claro son dos cosas; la primera es que son muchos los llamados y pocos los elegidos para recorrer con éxito el camino de los mueles en España. Lo que hemos constatado, no sin cierta estupefacción es que para hablar de los estibadores se ha apuntado todo dios, la mayoría sin saber siquiera si su ciudad contaba con un puerto y en el trabajaban los compañeros de nuestro gremio. La otra es la que detallamos arriba; el cambio en el modelo de estiba obedece a un proceso de liberalización que acabará con nuestra profesión, y quién sabe si con los puertos, vendidos al mejor postor, entiéndase la multinacional de turno cuyos lobbies hayan trabajado con denuedo, más y mejor por alcanzar esta preciada meta que no es otra que unos puertos productivos donde desarrollarán su labor trabajadores productivos y cualificados pero con unos salarios que nos acercan más las fábricas asiáticas de Amancio Ortega que a los estibadores de puertos europeos o mundiales de primera fila donde el cuidar al personal es una importante política de empresa, con el fin de mantener la competitividad de la misma en nuestro sector.

El liberalismo, en Europa, mucho nos tememos que ha llegado para quedarse una temporada, tiempo en el cual procurará, como estamos comprobando, destruir cualquier atisbo de intervencionismo de los estados en lo que a servicios públicos se refiere y dejar el campo debidamente abonado para que las multinacionales se instalen y campen por sus fueros haciendo y deshaciendo, contando además con el apoyo directo de una casta política que ha sido creada formada e insertada en el sistema con la intención de dar debida salida a las necesidades expansivas y depredadoras de las citadas y en esto la estiba no iba a ser una excepción, mucho nos tememos.

La lucha que vamos a librar, no solo en estos meses sino en los próximos años, lustros y hasta décadas, va a ser titánica. La privatización de nuestra profesión asestó una dura estocada que ha tocado órganos vitales del cuerpo de la estiba española, estocada que nos desangrará si no ponemos el empeño debido en recuperar al “enfermo”. Si alguien cree o pìensa que una vez finalizado este convulso periodo, duro donde los haya habido, nos vamos a sumergir en un tranquilo mar de cálidas y transparentes aguas, en nuestra modesta opinión, no puede estar más equivocado.

Nos han herido y nuestros adversarios y enemigos han comprobado que somos mortales y hasta sangramos y es esta nueva evidencia la que nos va a convertir en el blanco de más y más ataques en años sucesivos. De no cambiar el panorama político en el estado español y de no cambiar el modelo socio-económico de la UE –y parece más probable lo segundo que lo primero, por la alta tasa de disonancia cognitiva que afecta al obrero español medio- el liberalismo se va a cebar con nuestra profesión, sin olvidar a los disidentes de la patronal que ahora parecen que envainan sus espadas pero que no dan razones para pensar que vayan a enterrarlas en los próximos años y es ahí donde se esconde el mayor peligro para los estibadores y estibadoras del estado, así o vemos nosotros.

LUCHA, LUCHA, LUCHA, esa será la tónica en años venideros, nada nuevo para un estibador que se precie, solo que está lucha ya no será, nos tememos, tan productiva como lo ha sido hasta ahora, esperemos estar equivocados pero son múltiples los ejemplos y muy pocas las excepciones que respaldan esta afirmación…

Solo nos resta recordar el poema del inglés Dylan Thomas, cuando decía:

No entres dócilmente en esa noche quieta.
La vejez debería delirar y arder cuando se cierra el día;
Rabia, rabia, contra la agonía de la luz.

Do not go gentle into that good night,
Old age should burn and rave at close of day;
Rage, rage against the dying of the light.

Saludos.

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