Que no nos engañen, el cambio en el modelo de la estiba no obedece a proceso de
modernización de un sistema obsoleto o poco productivo, que no nos engañen repetimos, el
cambio del modelo de la estiba española, tiene más que ver con los principios
de un modelo socio-económico, como lo es el capitalismo liberal, que se nos
presenta en su forma más ultra ortodoxa, forma que firmaría el mismísimo Adan
Smith en su obra: “La riqueza de las naciones” y que nos viene impuesto desde
la UE con el patrocinio del partido en el poder en España y que no es otro que
el PP máximos representantes ambos de el capitalismo más salvaje, la primera
por tenerlo expresado en sus postulados de creación y el segundo por llevarlo
impreso en su ADN político.
En estos días hemos oído a multitud de representantes políticos hablar, no sin
sopresa, de nuestra profesión como un modelo productivo que genera riqueza y
empleo. Oír, por ejemplo, al máximo representante de la opción naranja –Ciudadanos-
Albert Rivera, deshacerse en elogios hacia nuestra profesión, haciendo hincapié
en que la nuestra no es una situación como lo fuera la de los compañeros y
compañeras de la minería cuando fueron “exterminados” por orden de la economía
de libre mercado y por el bien de la globalización, por caros en improductivos,
como decimos, es cuando menos extraño máxime cuando el bueno de Albert termina
su tanda de elogios hablando de que es imperativo modernizar la estiba… para
entendernos, somos productivos y hacemos a las empresas competitivas en el
sector del transporte marítimo, esto siempre según “maese” Albert, pero a la
vez tenemos que ser modernizados… (¿?) , pues como no sea que nos dejemos una
poblada barba hipster y nos vistamos como payeses del siglo XVIII, no se a que
se refiere el presi de la formación naranja, cuando habla de modernizar la
estiba. Modernizar qué y para quién, maese Albert, liberal donde los haya.
De las
declaraciones de la mayoría de la clase política o de la prensa que no sea la
especializada, que hemos oído en estos días lo que nos queda claro son dos
cosas; la primera es que son muchos los llamados y pocos los elegidos para
recorrer con éxito el camino de los mueles en España. Lo que hemos
constatado, no sin cierta estupefacción es que para hablar de los estibadores se
ha apuntado todo dios, la mayoría sin saber siquiera si su ciudad contaba con un
puerto y en el trabajaban los compañeros de nuestro gremio. La otra es la que
detallamos arriba; el cambio en el modelo de estiba obedece a un proceso de
liberalización que acabará con nuestra profesión, y quién sabe si con los puertos,
vendidos al mejor postor, entiéndase la multinacional de turno cuyos lobbies hayan
trabajado con denuedo, más y mejor por alcanzar esta preciada meta que no es otra que unos
puertos productivos donde desarrollarán su labor trabajadores productivos y
cualificados pero con unos salarios que nos acercan más las fábricas asiáticas
de Amancio Ortega que a los estibadores de puertos europeos o mundiales de
primera fila donde el cuidar al personal es una importante política de empresa, con el fin de mantener la competitividad de la misma en nuestro sector.
El liberalismo,
en Europa, mucho nos tememos que ha llegado para quedarse una temporada, tiempo
en el cual procurará, como estamos comprobando, destruir cualquier atisbo de
intervencionismo de los estados en lo que a servicios públicos se refiere y
dejar el campo debidamente abonado para que las multinacionales se instalen y
campen por sus fueros haciendo y deshaciendo, contando además con el apoyo directo de una casta política que
ha sido creada formada e insertada en el sistema con la intención de dar debida
salida a las necesidades expansivas y depredadoras de las citadas y en esto la estiba no iba a
ser una excepción, mucho nos tememos.
La
lucha que vamos a librar, no solo en estos meses sino en los próximos años,
lustros y hasta décadas, va a ser titánica. La privatización de nuestra profesión
asestó una dura estocada que ha tocado órganos vitales del cuerpo de la estiba española, estocada que nos desangrará si
no ponemos el empeño debido en recuperar al “enfermo”. Si alguien cree o pìensa que una
vez finalizado este convulso periodo, duro donde los haya habido, nos vamos a
sumergir en un tranquilo mar de cálidas y transparentes aguas, en nuestra modesta opinión, no
puede estar más equivocado.
Nos
han herido y nuestros adversarios y enemigos han comprobado que somos mortales
y hasta sangramos y es esta nueva evidencia la que nos va a convertir en el
blanco de más y más ataques en años sucesivos. De no cambiar el panorama
político en el estado español y de no cambiar el modelo socio-económico de la
UE –y parece más probable lo segundo que lo primero, por la alta tasa de
disonancia cognitiva que afecta al obrero español medio- el liberalismo se va a
cebar con nuestra profesión, sin olvidar a los disidentes de la patronal que ahora
parecen que envainan sus espadas pero que no dan razones para pensar que vayan a enterrarlas en los
próximos años y es ahí donde se esconde el mayor peligro para los estibadores y estibadoras del estado, así o vemos nosotros.
LUCHA,
LUCHA, LUCHA, esa será la tónica en años venideros, nada nuevo para un
estibador que se precie, solo que está lucha ya no será, nos tememos, tan
productiva como lo ha sido hasta ahora, esperemos estar equivocados pero son múltiples
los ejemplos y muy pocas las excepciones que respaldan esta afirmación…
Solo
nos resta recordar el poema del inglés Dylan Thomas, cuando decía:
No entres dócilmente en esa
noche quieta.
La vejez debería delirar y
arder cuando se cierra el día;
Rabia, rabia, contra la
agonía de la luz.
Do not go gentle into that
good night,
Old age should burn and rave
at close of day;
Rage, rage against the dying
of the light.
Saludos.
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