jueves, mayo 30, 2013

Si me queréis; ¡IRSE!, gritaba la Lola...

Si me queréis; ¡IRSE!, gritaba la Lola de España en aquella tumultuosa y desastrosa boda de su hija, mayor. 

Si me queréis; ¡IRSE!, gritó a la concurrencia ansiosa y abrumada por la multitudinaria turba que decidió pasarse por aquel bodorrio a presentar “sus respetos”. Si me queréis; ¡IRSE!, esa fue la frase que quedó para la posteridad tras aquel evento y que ahora nos viene a la memoria tras los sorprendentes acontecimientos del día a día en el acontecer portuario.

Que la situación en el puerto de Tenerife es delicada es algo que no es novedad para nadie que esté medianamente informado. La irrupción de OHL en nuestro puerto con la puesta en marcha de la TCT que duda cabe que ha sido un balón de oxigeno para un paciente próximo a la asfixia, que amenazaba con una fulminante parada de todos su órganos y por tanto, con una muerte irremediable.

El incremento en el número de turnos en las operaciones de estiba nos abre a todos una puerta a la esperanza, aunque no soluciona el problema, muy especialmente a aquellos que dependemos de manera muy directa de las operativas portuarias. Este hecho que parece una obviedad sin importancia, muy al contrario la tiene y mucha, pues la presión que esta situación genera no es la misma para, por ejemplo, un estibador que para un gerente o director de terminal, por señalar a alguien.  Pero, ¿cómo es que estamos tan seguros de este hecho?, la cosa sería bastante simple. 

En primer lugar situemos los actores en el contexto geográfico, social y económico que forma nuestro “teatro de operaciones”.

Canarias, es un conjunto de islas cuya situación geográfica es muy próxima de las costas africanas por tanto su posición se nos muestra óptima para un “asalto” a dichas costas.
Cuentan además con unas infraestructuras portuarias más que aceptables y en plena renovación, con capacidad para almacenamiento en pleno desarrollo, con una maquinaria que sin ser de última generación se puede confiar en ella para salir de un apuro en momentos puntuales y sobre todo cuenta con un personal portuario de primera (hablo de Tenerife que es lo que conozco) pues contamos, en su inmensa mayoría, con trabajadores sobradamente capacitado, comprometidos con su trabajo y su desarrollo presente y futuro.
Bien, para un ojo avezado, entrenado y con algo de sana ambición, este sería el marco base de un formidable proyecto de futuro para el negocio del transporte marítimo, pero digo y digo bien, solo lo sería para aquellos que lo quieran trabajar y tuvieran interés en ello.

La cosa no puede ser más simple. Si miramos nuestro mundo globalizado baste un pequeño vistazo para entender que en él se está desarrollando una formidable guerra comercial con bandos bastante definidos donde estarían los más poderosos, entiéndase China y EE UU (a pesar de su monstruoso déficit) a los que se han ido auto invitando algunas otras economías de diferentes zonas del globo que sin ocupar mucho espacio; por medio de alianzas se pueden ir haciendo con el “nicho” que deja vacante la CEE (Comunidad Económica Europea) inmersa en su particular crisis económica y de credibilidad.

En este vasto “campo de batalla” se lucha sin tregua ni cuartel por la conquista de territorios plagados de consumidores ávidos, a los cuales suministrar de forma incesante todo tipo de mercancías y bienes, los necesiten, o no.

Lo cierto es que estos territorios comienzan a ser escasos y el ritmo de crecimiento de las economías no puede decrecer, así lo exige el capitalismo, luego para mantener este crecimiento hay que extender aún más los territorios y fijarse nuevas metas de conquista y es ahí donde entraría Canarias y su posición geográfica.
El capitalismo de consumo en su afán de conquista territorial  ha puesto sus ojos en el último gran mercado “virgen” que le queda y que pudiera ser explotado para su beneficio, que no es otro que el continente africano. Este continente había sido desestimado, tiempo atrás, por las multinacionales como lugar de desembarco de sus productos pues era considerado mas como territorio a explotar –de manera literal- por contener múltiples riquezas y materias primas para la manufactura de artículos y gobiernos corruptos que las controlaban para venderlas al mejor postor. El consumo, pues, no era una prioridad, pensar en “consumir” cuando no se cuenta con lo más básico es algo absolutamente absurdo. Además, crear consumidores implicaría dar “acomodo” a los pueblos, mejorar algo su régimen de vida y libertades, con el fin de llevarlos a la senda del consumo, pero este hecho tiene contrapartidas y es que estas sociedades serían más difícil de explotar y por tanto de expoliar.

Pero las tornas parecen que han cambiado y ahora prima la venta a la explotación salvaje. Por ejemplo ahora son multitudinarios los planes de desarrollo implementados por los chinos en algunos países africanos con el fin de anexionarse a sus potenciales consumidores además de conseguir el beneplácito de sus gobiernos para la explotación de sus riquezas o qué decir de esas sorprendentes “primaveras árabes” que cuentan con todo el respaldo de la burguesía europea, ¿desde cuándo?, que buscan liberar del “opresor” a sus pobres ciudadanos, o mejor decimos consumidores.

Lo dicho, para algunos la cosa está clara, África en el objetivo y Canarias está en la ruta de ese, objetivo; ¿a qué esperamos entonces?, pues oyendo lo que se oye en el puerto de Santa Cruz, simplemente estamos esperando a que la fortuna pase por nuestra puerta, nos toque en la misma, pase al salón y se arrellane en nuestro sofá al grito de: ¡HASME TUYA!, porque si no, como entender que un gerente de terminal diga en público, sin cortarse lo más mínimo, que el futuro de su empresa es esperar que a la competencia le rebocen el trabajo para poder quedarse con las migajas; compadre: ¿Quién coño te puso ahí?, o sea ¿qué encuentras una puta mina de platino, oro o coltán en tu puñetero salón y la conviertes en una ruta turística, para que la visiten los colegios?, tú debes ser eso que llaman emprendedores, coño así nos va.

Por esto es aquello de la presión. Estás cosas solo las dice aquel que tiene los garbanzos asegurados en el plato de todos los días y viene a estos lares a pasarse unas fantásticas vacaciones con todos los gastos pagados. Por eso, también, es aquello de: Si me queréis; ¡IRSE!

Hombre, si lo miras bien tiene hasta su lógica. Qué no te salen las cuentas, puedes echar gente a la calle, o mejor aún, puedes buscar un aliado que te permita ir rasurando al personal hasta que las cuentas te vayan cuadrando, euro arriba, euro abajo, que viene a ser mejor pues sigues disponiendo de todo el personal para esos días donde los picos de trabajo lo requieren y así siempre tienes la espalda cubierta. Ahora baste un visionario que te apoye con revolucionarias y novedosas medidas económicas del tipo: a la mierda las pagas, a la mierda el descanso semanal págatelo de tu paro si quieres, a la mierda el convenio, en resumen, a la mierda tu trabajo, pero si te parece poco, también pueden recurrir al: Si me queréis; ¡IRSE!, en alusión al tema de las excedencias rocambolescas.

Ciertamente, hay algunos que el día que hagan balance de su gestión, dejan a Rajoy por catedrático en organización y previsión.

…y todavía exigirán agradecimiento y reconocimiento.





Lo dicho: Si nos queréis; ¡IRSE!




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